Acrisol

Los Acrisoles son suelos caracterizados por un alto grado de meteorización, una baja fertilidad natural y una acidez pronunciada. Se desarrollan predominantemente en regiones de clima tropical y subtropical húmedo, donde los procesos de lixiviación intensa y el lavado de bases han dado lugar a la formación de un horizonte B cámbico o argílico, con una notable acumulación de arcilla en profundidad.

Según la clasificación de la FAO-WRB, los Acrisoles representan aproximadamente el 8% de la superficie terrestre mundial, siendo ampliamente distribuidos en Sudamérica, África, el sudeste asiático y algunas regiones de Australia.

En cuanto a sus propiedades destacan: 

  • Baja saturación de bases (<50%) en el horizonte B, debido a la lixiviación de cationes como Ca²⁺, Mg²⁺, K⁺ y Na⁺.
  • Alta acidez (pH < 5.5) y posible presencia de aluminio intercambiable tóxico (Al³⁺) en niveles elevados.
  • Baja fertilidad natural, lo que limita su uso agrícola sin enmiendas adecuadas.
  • Elevado contenido de arcilla en los horizontes subsuperficiales, lo que puede afectar la infiltración del agua y la aireación del suelo.
  • Baja capacidad de intercambio catiónico (CIC), debido a la presencia de minerales arcillosos de baja actividad como la caolinita y la presencia de óxidos de hierro y aluminio.
  • Susceptibilidad a la erosión, especialmente cuando la vegetación natural es removida.

El desarrollo de los Acrisoles está condicionado por un régimen climático de altas precipitaciones y temperaturas, lo que favorece una meteorización química intensa. Entre los procesos más relevantes en su formación se encuentran:

  • Lixiviación de bases: Eliminación progresiva de cationes alcalinos y alcalinotérreos, lo que resulta en una saturación de bases baja y un incremento relativo de H⁺ y Al³⁺.

  • Acumulación de arcillas en el horizonte B (argiluvia): Migración de partículas finas desde horizontes superiores (iluviación).

  • Laterización: Formación de minerales secundarios, como sesquióxidos de hierro y aluminio, debido a la alteración de silicatos primarios.

  • Desarrollo de acidez: Resultado de la lixiviación continua y la descomposición de materia orgánica.

Debido a su baja fertilidad, acidez y susceptibilidad a la erosión, suponen todo un reto para la agricultura. No obstante, pueden ser productivos si se aplican medidas como: 

  • Aplicación de enmiendas calcáreas para corregir la acidez y mitigar la toxicidad del aluminio.
  • Aplicación de fertilizantes ricos en fósforo y bases (K, Ca, Mg) para mejorar la fertilidad.
  • Prácticas de conservación del suelo, como cultivos de cobertura y terrazas, para reducir la erosión.
  • Uso de sistemas agroforestales que mejoran la estructura del suelo y su capacidad de retención de nutrientes.

En síntesis, los Acrisoles son suelos altamente meteorizados con restricciones significativas para la producción agrícola. No obstante, mediante la implementación de estrategias adecuadas de manejo y conservación, es posible optimizar su productividad y reducir su vulnerabilidad a la degradación. Su variabilidad en subtipos permite una clasificación detallada, lo que facilita la comprensión de sus propiedades físico-químicas y su potencial uso en distintos ecosistemas.