El suelo es un recurso fundamental para el desarrollo de la vida en la Tierra, ya que proporciona soporte a la vegetación, regula el ciclo del agua y es esencial para actividades humanas como la agricultura y la construcción. Su formación es un proceso complejo que involucra factores como el clima, la composición mineral, la materia orgánica y el tiempo. Como resultado, existen diferentes tipos de suelos, cada uno con características únicas que determinan su fertilidad, capacidad de retención de agua, estabilidad estructural y uso potencial.
La clasificación de los suelos se basa en sus propiedades físicas, químicas y biológicas, permitiendo su categorización en distintos tipos y subtipos. Entre los sistemas más utilizados para esta clasificación se encuentran la FAO-WRB (World Reference Base for Soil Resources) y el USDA Soil Taxonomy, los cuales agrupan los suelos en categorías como Cambisoles, Luvisoles, Andosoles, Vertisoles, Histosoles, entre otros.
1. Acrisol
1.1. Acrisol álbico
1.2. Acrisol estágnico
1.3. Acrisol férrico
1.4. Acrisol gléyico
1.5. Acrisol háplico
1.6. Acrisol húmico
1.7. Acrisol plíntico