Disponibilidad de agua en el suelo

La disponibilidad de agua en el suelo es una propiedad física fundamental que determina la capacidad del suelo para suministrar agua a las plantas y mantener los procesos biogeoquímicos del ecosistema. Esta propiedad está influenciada por la textura, la estructura, la porosidad y la dinámica de retención y movimiento del agua en el perfil edáfico.

Desde un enfoque hidrofísico, la disponibilidad de agua en el suelo se define como la fracción de agua retenida entre la capacidad de campo (CC) y el punto de marchitez permanente (PMP). La capacidad de campo representa el contenido máximo de agua que el suelo puede retener contra la fuerza de la gravedad, mientras que el punto de marchitez permanente es el nivel de humedad en el cual las plantas ya no pueden extraer agua, lo que compromete su desarrollo y supervivencia. La diferencia entre estos dos valores constituye el agua disponible para las plantas (ADP), la cual varía según las propiedades del suelo y la demanda hídrica de la vegetación.

Factores como la textura del suelo tienen un impacto directo en la disponibilidad de agua. Los suelos arenosos, con mayor proporción de macroporos, permiten una rápida infiltración pero presentan una baja capacidad de retención hídrica. En contraste, los suelos arcillosos, con predominancia de microporos, pueden retener mayor cantidad de agua, aunque parte de ella queda atrapada con fuerzas de succión superiores a las que las raíces pueden ejercer. Los suelos con estructura bien desarrollada y una distribución equilibrada de poros presentan una mejor disponibilidad de agua, favoreciendo el crecimiento radicular y la productividad de los cultivos.

Además, la conductividad hidráulica del suelo influye en la reposición del agua disponible a medida que se produce la evapotranspiración. En suelos con baja conductividad, el movimiento del agua hacia la zona radicular puede ser limitado, reduciendo la eficiencia del uso del agua por parte de las plantas. Por otro lado, procesos como la compactación o la formación de capas impermeables pueden restringir la infiltración y la redistribución del agua en el perfil edáfico.

 

En estudios edafológicos y agronómicos, la disponibilidad de agua en el suelo se evalúa a través de mediciones de humedad volumétrica, curvas de retención de agua y modelos de balance hídrico. Comprender esta propiedad es esencial para la gestión sostenible de los recursos hídricos en la agricultura, la conservación de ecosistemas y la adaptación a condiciones climáticas variables.